El material pétreo se extrae mediante una cuchara hidráulica o mecánica y luego se descarga en una tolva.

​

En la entrada de la tolva se monta una rejilla que tiene la función de seleccionar el material en función del tamaño. Por lo tanto el producto con medidas mayores a las permitidas se descarta, mientras que el de tamaño cae a la tolva y continúa el ciclo.

​

La parrilla, a su vez, está equipada con un sistema de vuelco hidráulico que, con la orden del operador, permite levantarla. De esta forma el material cae sobre una rampa.

​

Desde este último, el material va a parar a una barcaza, que lo lleva a tierra, o lo descarga lejos del lugar de dragado.

El material que ha caído en la tolva debe llegar al tamiz para iniciar el proceso de secado.

​

Este paso se produce a través de la boquilla, que se abre y se cierra para regular el flujo de material que ingresa a la criba.

La boquilla puede ser eléctrica o hidráulica.

​

El tamiz tiene la función de separar el agua del material arenoso, suele estar compuesto por dos niveles.

​

El agua que sale del tamiz sufre un segundo tratamiento para recuperar las arenas finas que contiene, para este paso existen dos opciones principales: escurridor o hidrociclón.